«¿Qué hace un amo; es su papel complacer a la parte sumisa?»
Hay quien se imagina al dominante bedesemero como a un sádico insensible y cruel. Otros fantasean con un experto conocedor de todos los secretos y técnicas del placer, un mago del sexo, excitante y misterioso, que llevará a la sumisa (o sumiso) que se le entregue, a los éxtasis más refinados y salvajes… Como en esta definición que alguien escribió en Fetlife: «…un tipo especial de hombre que obtiene su placer PROPORCIONÁNDOSELO a la sumisa, eligiendo siempre él los cómos, cuándos, dóndes, porqués y con quién incluso».
Un momento de 50 sombras de Grey |
(22-05-2013) Para poder aceptar una definición como esa, pienso que habría que hablar no solo de causar placer, sino de todo tipo de sensaciones. Es decir, que el dominante, en lo que se refiere a la parte física, disfruta administrando la experiencia sensorial de otra persona (de gustos complementarios, se entiende). Así pues, el dom administra el conjunto de las sensaciones físicas de la sumisa (de la parte sumisa): placer, dolor, posturas, esfuerzos, actos humillantes, inmovilidad… Toda la gama de sensaciones físicas que puede experimentar la persona pasan al control del dominante, que las gestiona, como dice el texto citado: «eligiendo siempre los cómos, cuándos, dóndes, porqués…». Entre todas estas sensaciones, las placenteras son un tipo más de las que se pueden causar a la persona, pero desde luego no las únicas.
Foto de Lin Yung Chen |
En cuanto a la persona sometida. ésta acepta experimentar las sensaciones que se le proponen en cada momento, sean de la naturaleza que sean (dentro del ámbito de sensatez y acuerdo comentado en otras ocasiones), entregándose a ellas, sintiéndolas plenamente, con abandono; y asumiendo la competencia del dom para ‘jugar’ con su persona y para administrar lo que ha de sentir, durante el tiempo que considere razonable. Ya sea para el propio placer del dominante, o con fines de adiestramiento (y entonces se comprometerá activamente en mejorar, en aprender, en aumentar poco a poco su resistencia al dolor, al esfuerzo), o incluso por simple capricho… etc. Es decir, más que buscar prioritariamente el placer, intentará experimentar y sentir con plenitud la acción de su dueño sobre su persona. Sin duda el placer también llegará, pero es ese abandonarse a la sensación lo que la eleva y hace única su vivencia.
(09-08-2020) Otra nota sobre la parte sumisa: esa disposición a sentir lo que se le imponga, a abandonarse a la acción del dom, es una forma intensa de entregarse, de darse. Y ni que decir tiene que cada uno da lo que puede; o da más de lo que más puede: algunos pueden entregar sobre todo obediencia, servicio, disponibilidad, otros esfuerzo, dolor, humillación, ser juguete o mascota… hay infinidad de variantes o mezclas de ellas. No cometamos el fallo de querer administrar a alguien sensaciones del tipo que es contrario a su carácter, a su disposición física o personal; mientras que a lo mejor se desaprovechan campos en los que si tiene mucho para dar. Como de costumbre, la moraleja es conocer y profundizar en la persona que estamos poseyendo, conociendo bien su funcionamiento y sus resonancias como ‘instrumento musical’.
La dominación física como actividad musical
Yo suelo sentir la actitud y las acciones del dom durante una sesión BDSM como algo similar a una actividad musical, ya que con las diferentes notas, pulsando las distintas teclas (que son las sensaciones que hacemos sentir a la persona sumisa) vamos componiendo melodías, ritmos, contrapuntos, pausas, armonías, ‘crescendos’, a veces hasta una apoteosis final… 🙂
Cuadro de Nadia Bonachea |
"No cometamos el fallo de querer administrar a alguien sensaciones del tipo que es contrario a su carácter, a su disposición física o personal; "…
Brutal y sincera frase. No sé porqué algunos se empeñan en cambiarnos hasta los extremos y esperar algo totalmente distante a lo que en realidad somos y podemos ofrecer.
pauladark
@pauladark Mil gracias por tu comentario. También yo creo que es importante ser (o intentar ser) fiel a sí mismo, a la propia personalidad y al camino que uno sienta que debe seguir…