Sobre el eterno debate sobre el amor en el BDSM; sobre si esos sentimientos son compatibles o no, convenientes o no, dentro de una relación de dominación bedesemera (o dígase sadomaso en cualquiera de sus variantes), comento aquí mi punto de vista particular:
Si ese ‘amor’ se entiende como emoción, apego afectivo, sentimiento… en mi opinión no es, ni nunca ha sido, un problema para el BDSM, sino más bien al contrario, debido a la unión que genera y a las dimensiones que añade a la interacción. Yo incluso veo necesario el sentimiento para que algo sea duradero y vaya profundizándose, ya que si no estaríamos en un escenario de prácticas físicas ocasionales, o de mero sexo duro desinhibido y puntual, con aderezo de azotaina recreativa y/o macramé nipón.
Pero si se entiende que ese amor, que esos sentimientos, otorgan al que los siente unos derechos especiales, un derecho a ser tratado de determinada manera, un poder juzgar la conducta del otro según criterios preestablecidos y mayoritarios; o sea, si ese sentimiento llega a constituirse como una Pareja (así, con mayúscula), y por tanto con actitudes y conductas estipuladas y exigibles a cada uno de sus miembros, con rasgos de posesividad y una básica igualdad en derechos y reproches…; pues entonces, a mi entender, la cosa será más bien una variante morbosilla de las relaciones matrimoniales, relaciones de hecho o parejas de novios. Pues creo que como existe la pareja abierta, el grupo poliamoroso, la pareja liberal o ‘swinger’…, pues también puede haber una Pareja de tipo ‘kinky’ (que no sé si será lo que llaman ‘una D/s’); todas ellas como contrapunto moderno y ‘liberado’ de la pareja tradicional.
Y ello, creo yo, por más que esa capacidad de exigir y reprochar al otro (en ambas direcciones, también de la sumisa amorosa hacia su dominante) quede semioculta luego en las prácticas realizadas por una mal llamada ‘verticalidad’ entendida como ‘roles’ lúdica y superficialmente adoptados.
Así pues, el problema no es el amor ni el sentimiento, sino las expectativas, las reglas y exigencias de la Pareja Constituida. Y problema, digo, en el sentido de una dominación plena y real (una esclavitud moderna, es decir, consentida y circunstanciada), porque si lo que se quiere es establecer una Pareja como tal, con sus derechos y deberes reconocidos y básicamente igualitarios, pero CON cierta dominación morbosa añadida, principalmente en materia sexual, no hay en ello el menor problema. Únicamente hay que tenerlo bien claro y trabajarse el encaje de los elementos igualitarios con los elementos bedesemeros, lo cual puede causar tensiones y requerir un carácter benigno, realista y contemporizador.
Otra forma de enfocar esta cuestión, y pienso que esa es la línea acertada, es diferenciar el amor ‘romántico’, igualitario y posesivo, con esa ‘rentabilidad’ del dar y recibir; de otro tipo de amor: un afecto más propiamente bedesemero del que he hablado ya en otro texto:
Creo que algún tipo de afecto es necesario para la continuidad de una relación D/s (aunque no para las prácticas bedesemeras sin más), pero lo identifico como una veneración, entrega incondicional, devoción no posesiva o ‘amor BDSM’, con su necesaria contrapartida, por parte del dom, de una propiedad responsable, afectuosa, con protección y cuidados; y no como ese Amor vainilla, casi matrimonial, que hemos heredado de la ficción romántica…