¿Qué es el BDSM? Por supuesto no me refiero al significado de las siglas, ni a una enumeración de todas las prácticas que podría englobar este estilo, etc… O sea, no me interesa aquí una descripción del BDSM, sino un criterio que ayude a entender la diferencia entre el BDSM y otros estilos, en particular el vainilla. Para ello recupero y completo algunos textos escritos en Fetlife en agosto de 2016.
Qué es el BDSM: Erotización de las relaciones de poder
Pienso que el rasgo esencial que permite diferenciar el BDSM de las prácticas vainilla, es la erotización de las relaciones de poder, o sea, la erotización de la cesión o toma de poder. Es la nota diferencial que tienen en común todas las prácticas bedesemeras.
Da igual si el poder se cede permitiendo que nos administren dolor, que nos aten, que nos den órdenes y siguiéndolas, aceptando que nos humillen o que nos castiguen por nuestras faltas… o mediante todos esos procedimientos o algunos de ellos mezclados. Mientras la actividad sea, de manera principal (no necesariamente única, ya que a menudo el poder se cuela en lo vainilla y viceversa) una cesión a otro del poder sobre nosotros, con fines eróticos; podemos diferenciarla de otra vainilla, en la que la erotización del poder no existe o existe de manera no prioritaria.
Si no hay desnivel, intercambio, cesión…, de poder entonces se puede hablar de prácticas vainilla (o si el desnivel es mínimo, o sin tematizar; y teniendo en cuenta que siempre hay zonas dudosas, limítrofes, donde es difícil de determinar el papel del poder…; y también que distintas personas pueden sentirlo de manera diferente).
Y, por otro lado, se da también una necesidad de erotización: o sea que, aunque nuestro jefe o jefa, el marido o esposa, el profesor o médico, el policía, el soldado, incluso para algunos el cura, etc… ejerzan un poder sobre nosotros, por razones económicas u organizativas, si se realiza sin morbo ni excitación, no se trataría de prácticas BDSM. Por el contrario, si esas mismas situaciones de poder se hacen con los participantes erotizados, excitados, por ese poder…, entonces a mi parecer estamos dentro del BDSM.
Antes de seguir, un Aviso Importante:
- Este texto es una observación y reflexión personal sobre el concepto del BDSM, no tiene ningún afán normativo, ni se dice al lector cómo debe entenderlo o practicarlo. Ni mucho menos que su forma de entenderlo sea errónea, etc.
- En este texto no se justifica el mal trato ni la violación ni los abusos de ningún tipo. Al contrario, se condenan plenamente y sin tibieza; en términos morales, filosóficos y legales.
- No se justifica ninguna práctica forzada o sin consentimiento. No se pretende avergonzar a las víctimas que pudiera haber, ni avergonzar a los perversos por sus perversiones. Tampoco se defiende aquí a Woody Allen.
Definición vs. Manual de Instrucciones
Es bastante frecuente escuchar posturas del tipo: «Si no es SSC, no es BDSM». Con ello lo que se plantea es si el consentimiento / consenso es una nota definitoria, distintiva, del BDSM. En términos lógicos, estrictamente en cuanto a la definición, la respuesta creo que es negativa; ya que la voluntariedad, el consentimiento, es un requisito de un nivel más amplio y general; que afecta tanto al BDSM como a las prácticas vainilla (y a todo tipo de relaciones), y es por lo tanto inútil como rasgo diferencial entre ambos estilos…, lo cual, recuerdo, era el objetivo de esta reflexión personal. Otra cosa es que el consentimiento sea un elemento imprescindible de las buenas prácticas, del ‘manual de instrucciones’ (que no debe confundirse con la definición del concepto) para un BDSM correcto, y por supuesto algo exigible ética y legalmente.
En otras palabras, el consentimiento es exigible dentro del BDSM, como en cualquier actividad humana; pero no para diferenciar el BDSM de lo vainilla, sino para diferenciarlo del mal trato delictivo. De la misma manera el consentimiento es exigible en la práctica vainilla, pero no para diferenciarla del BDSM sino para diferenciarla de la violación, los abusos etc.
Por ejemplo, se ve que el sadismo (la S del BDSM) no necesita del consentimiento para ser sadismo; pero sí lo necesita para ser legítimo y legal. De otra manera podríamos decir que lo de Sade, como torturaba sin consentimiento, no era sadismo…
Significado de las siglas BDSM |
Consentimiento Previo vs. Consenso Detallado
En esa erotización del poder que es el BDSM, ¿y si sólo uno de los participantes lo siente como erótico? En ese caso se trata de una práctica BDSM ilegítima, o incluso denunciable como abuso, etc… Por ello, el consentimiento debe ser explícito y formal especialmente al principio, cuando los participantes no se conocen.
En cuanto al consenso detallado de las prácticas a realizar en una sesión concreta: a mi parecer es aconsejable solo en las fases iniciales, cuando no se conoce a la otra persona. Y en dicha situación, desde luego, es imprescindible un consenso detallado de las prácticas A EVITAR (límites). Con compañeros que se conocen bien, el consenso tiende a hacerse cada vez menos detallado y más implícito.
En mi caso particular, yo siempre he practicado con consentimiento previo, pero no con un consenso detallado de las prácticas para cada sesión (salvo muy al principio); sino más bien con un consenso general, basado en el conocimiento de los gustos o intereses comunes. Ya que en una sesión donde estuviera pactado todo lo que se va a hacer, no me sentiría nada cómodo; sino más bien como un actor, o un quiropráctico.
Esquema explicativo de la diferencia entre BDSM y las prácticas abusivas |
En todo caso, en el tema del consenso hay situaciones muy variadas y complejas: por ejemplo, muchas personas, si tienen confianza con su compañero, lo que quieren es que el otro haga lo que quiera con ellos, literalmente; y es en ello donde radica su máxima excitación, siendo así que haber pactado previamente las prácticas concretas, su intensidad u orden, quitaría a la sesión mucho de su interés.
Otro ejemplo frecuente: alguien que desea recibir azotainas como castigo a sus faltas; pero la intensidad de la azotaina no la pacta ni consensua de forma concreta (por supuesto hay un consentimiento en tanto que mantiene la relación). Curiosamente, si el spanker se apiada al final de la azotaina y afloja, la spankee podría sentirse decepcionada; pero si la lleva a un punto en que ella grita sinceramente que no puede más, suplica realmente que el dom pare, y el dom sigue; ella llega con eso al séptimo cielo… Es justamente ese sentimiento de impotencia absoluta lo que buscaba… En la misma línea, un gran practicante y conocedor de la subcultura del spank ha comentado: «…como spanker, dentro de ese consenso de base, me gusta tener cierta libertad de acción y por ejemplo, ellas deciden si provocar o no (…), pero en ese caso el castigo lo decido yo dentro de esa base consensual. La resistencia o la negativa es una forma de incitarte a cumplir, una puesta en escena. Nada más y nada menos».
Seguridad y protocolos
Ni que decir tiene que la seguridad es importante y, como a veces se es más respetuoso con los límites del otro verbalmente que sobre el terreno, es desaconsejable, en un primer o primeros encuentros, dejarse atar o inmovilizar; para no llegar a verse en una situación desagradable sin poder escapar. Un conjunto de consejos de seguridad (como la ‘llamada de seguridad’, etc.) muy válidos pueden verse en el libro de Jay Wiseman, ‘BDSM Introducción a las técnicas y su significado‘. Por cierto que éste es todavía un libro imprenscindible para todos los principiantes y no tan principiantes.
Manual de BDSM de Jay Wiseman |
Aunque yo no soy experto en el tema, ni he profundizado en los detalles de todos ellos; sí conviene conocer los distintos protocolos en el BDSM: son criterios resumidos en unos conceptos clave, enfoques para una adecuada gestión del riesgo existente en estas prácticas, distintas formas consentimiento y consenso etc. Ya que realmente existe un riesgo de abusos, malas prácticas… Y hay que ser muy consciente de estos peligros y saber manejarlos.
Sobre este tema, lo esencial es —por muchas ganas que se tengan— no confiar demasiado pronto en el partner, hablar en detalle y negociar el consentimiento, y seguir y exigir unas medidas suficientes de seguridad.
Y, como enfoque general, yo lo que defiendo (además de la denuncia cuando se produzca algún abuso delictivo) es la necesidad de aprendizaje, de un ‘estudio’ casi, tanto de la teoría como del mundillo bedesemero, de las prácticas, de los locales, de los varios tipos de personas y ‘de qué pie cojean’, etc… Y más que lanzarse a la piscina por ansias de experimentar, de sentir…, saber tomar precauciones racionales para evitar que nos engañen o incluso a veces, el engañarnos a nosotros mismos. Para eso, como digo, más que un enfoque, tan a la orden del día, centrado en los ‘riesgos y temores’, en las lamentaciones constantes…, yo prefiero uno orientado al conocimiento, a la experiencia y al cuidado.
Roles elegidos por mujeres y hombres dentro del BDSM en % |
Qué es el BDSM: Mi librillo personal
Lo que yo considero, personal y particularmente, adecuado en la práctica bedesemera, es que haya:
- Consentimiento previo y explicito. Como en cualquier interacción, no sólo en el ámbito BDSM.
- Conocimiento del subconjunto de prácticas de interés para las dos partes, así como de los límites blandos y duros. A fin de contar con un ámbito general de actividades compartidas y de confianza. Y esa confianza hay que generarla de verdad (no sólo sentir el ‘pálpito’) y confirmarla con pequeños pasos previos, antes de lanzarse sin paracaídas.
- A la hora de introducir prácticas no incluidas en el subconjunto común inicial, es necesario ampliar el consentimiento explícito.
- Interacción comunicativa constante durante la actividad. Una sesión, una interacción o práctica… es una forma de diálogo y por lo tanto es comunicación física y verbal constante entre las partes. Un dom debería saber en todo momento cómo está yendo la cosa y si es momento de parar o de seguir, incluso sin que se lo digan. Ya que no es un monólogo realizado sobre un objeto inerte, sino una comunicación estrecha con otro sujeto.
- Libertad del dominante, SIEMPRE QUE SE CUMPLAN LOS PUNTOS ANTERIORES. Libertad para definir acciones, momentos o situaciones, es decir, para ejercer el dominio y hacerlo sentir. No puede haber una partitura previa, prefijada (Si bien entre participantes que no se conocen sí es conveniente hacer una lista de las prácticas a evitar en un principio), sino que, teniendo claros los límites, el dom debe poder tomar decisiones sobre la marcha, desarrollar su creatividad, la sorpresa y a veces lo imprevisto.
* * *
Para terminar, pongo aquí este super esquema, encontrado en internet, con todos los temas implicados en el BDSM muy claramente expuestos y ordenados… Y para más lecturas y consejos para iniciarse, la Guía BDSM para iniciarse en la dominación / sumisión. También podéis ver algo sobre los sentimientos en el BDSM, que aquí no se han tratado, y sobre el papel del dom en la interacción.
Organigrama referencial del BDSM |
Me ha gustado leer estas reflexiones… Lo que más, lo escrito en tu librillo personal y por supuesto el tema que a mí más me compete, no hace falta que diga cual es, jajaaa
Mil gracias Cloe, te las agradezco muy especialmente 🙂
Hay quien me ha comentado, en relación con este texto, dónde queda la palabra de seguridad, que no se menciona, al menos directamente… Pues he decir que nunca la he usado… ¿Cómo es eso? del punto 4 de mi librillo creo que se deduce…
Es decir que la comunicación constante y necesaria, en todo momento, es lo que siempre me ha hecho innecesaria la palabra de seguridad.
Cuando se insiste ciegamente en la palabra de seguridad, a veces parece como decir: yo me pongo a dar como si esto fuera un 'punching ball', hasta que me canse. Y si es demasiado, bueno, pues que diga la palabra de seguridad.
Aun así, no es que yo la rechace, y sí puede ser recomendable si los participantes no se conocen, en juegos en locales… etc.
En mi caso tampoco soy dada a la palabra de seguridad, me baso más en el sentido común y en la coherencia que en otra cosa. Aunque entiendo que cuando inicias algo puede aportar más fiabilidad, que sin duda alguna esa confianza te la tiene que dar la persona y no la palabra, aun así, entiendo a las personas que lo necesitan.
Cloe, me alegra que coincidas 🙂
Sí, creo que la confianza y, para ello, la comunicación verdadera es lo más importante. Pero bueno, si no se conoce a alguien, o bien si vas a estar atada, etc… algún tipo de palabra o signo puede dar confianza. Yo, como digo, no he tenido la ocasión de usarla 🙂