Al contrario de los que piensan que el BDSM es un conjunto de prácticas eróticas placenteras que están ahí para elegir en un momento dado por su carácter excitante, hay otras personas que sienten el BDSM como su forma natural de experimentar la sexualidad y la afectividad, como si dijéramos su orientación sexual, en el mismo sentido que lo sería la heterosexualidad, homosexualidad, etc.
El BDSM como orientación sexual
Aunque es una idea interesante, particularmente no creo que el BDSM pueda considerarse una orientación sexual, ya que la orientación está más específicamente relacionada con la elección de objeto. Aunque imagino que puede usarse la idea, entendiendo ‘orientación’, en sentido laxo.
Tampoco creo que el BDSM sea ‘algo’ específico o determinado, digamos ‘aparte’ del resto de la sexualidad… Todos sus elementos se dan en alguna medida ya en lo vainilla (adoración de la mujer, sumisión a la fuerza, poder y humillación, servidumbre, fetichismo a la lencería, etc…) pero de manera suave y no tematizada. Creo que es más bien de una cuestión de dosis de los diferentes ingredientes:
Un modelo del BDSM y de la sexualidad como conjunto de parámetros regulables
A mi modo de ver la sexualidad sería como una mesa de mezclas (me refiero a esas que hay en los estudios de grabación por ej.), con muchísimas regletas que se pueden subir o bajar. Cada regleta representaría un parámetro de la excitación sexual. Por ejemplo el objeto al que se fija la libido: un extremo sería a un sexo; el otro extremo, el otro; y por la mitad, la bisexualidad. Por supuesto la variedad de posiciones intermedias es enorme. También con el tiempo la regulación puede ir variando.
Hay muchos factores, pero una regleta muy relevante para el BDSM seria el poder, que es un elemento integrante de la excitación (la erótica del poder, la atracción de la fuerza, etc…). Si la correspondiente regleta está en un extremo, se precisa todo el poder; en otro se disfruta la impotencia; en el punto medio, una cosa equilibrada, vainilla. Igualmente con muchos grados intermedios.
Sería muy complicado y prolijo detallar todos los factores (pueden mencionarse como ejemplos: el fetichismo como sustitución del objeto, la afectividad implicada, la sensibilidad al dolor, la seguridad como contrapuesta a la aventura o peligro, el servicio/cuidado dado o recibido, etc.).Mencionaré sólo uno más, relativo al BDSM: el volumen. Me refiero a la cantidad de estímulo necesaria para la experiencia, que según me parece en algunas personas es muy alta en frecuencia, intensidad o las dos. En otros individuos, la experiencia satisfactoria se alcanza ya con un estímulo menor, llegando incluso a impedirla una intensidad grande (el dolor por ej.).
Un modelo del BDSM: Intensidad y poder
En resumen creo que los bedesemeros son personas en cuya constelación de factores para la excitación, el poder toma un papel esencial, ya sea por ejercerlo o por someterse a él, ser jefe activo u objeto humillado, etc… Y ello con frecuencia acompañado de intensidades (dolor, uso físico, esfuerzos, dilataciones, modificaciones corporales, etc.) de estímulo altas. Pero por supuesto hay muchos grados de variación en cada regleta, generando una enorme casuística de combinaciones.
Podría quizá aventurarse, improvisando un poco, que un volumen de estímulo bajo, dolor bajo, erotización del poder alta y seguridad/afectividad alta, representaría una tendencia a la D/s de tipo ‘matrimonial’. Mientras que un requerimiento alto de estímulo, dolor alto, erotización del poder media/baja y seguridad/afectividad baja, podría sugerir sesiones puntuales de sadomaso intenso y sin compromiso o especial relación (por seguir jugando con este modelo del BDSM: el mismo esquema, pero con dolor bajo, llevaría a la actividad ‘swinger’). Y así sucesivamente tomando en consideración los demás factores que pueden actuar y siempre con muy variadas diferencias de grados.
Por último, en relación con la cantidad de personas en cada ‘zona’ alta o baja de las regletas: como ocurre en cualquier magnitud humana, la población se organiza según una distribución normal (campana invertida), por lo que en las graduaciones intermedias de las regletas hay muchísima más gente, mientras que en los extremos altos o bajos de cada factor, se ubica mucha menos. De ahí que sea más complicado para los bedesemeros encontrar gente afín…