EL REY DE LA CASA: BDSM y perversiones

Menú
  • Inicio
  • Temas BDSM
  • Historia BDSM
  • Relatos BDSM
    • Domada por mi sobrino
    • Tabú
  • Personal
    • Perfil MisterEddy
    • Contacto
    • Posts personales
  • Avisos legales
    • BDSM adulto y consentido
    • Privacidad y política de cookies (UE)
Menú

Tabú 01. Tarde de Limpieza (1)

Publicada el 2 de julio de 202014 de julio de 2023 por MisterEddy

 

—Pues a ver si nos vemos el sábado en el Tabú —dice DonJavi a través del Whatsapp.

Héctor le responde que se pasará. Siente curiosidad por ver el rumbo que pueden tomar sus encuentros con el joven dominante y su pareja, vMariposa, a los que ha visto dos o tres veces últimamente.

—Esta vez, mariposa tiene que probar la vara en serio —continua DonJavi—, pero ya sabes que yo no valgo para cosas extremas…

Se conocieron en Fetlife, participando en algún debate. DonJavi, amo de unos treinta años, apoyaba las opiniones de Héctor, MisterKhan, dominante ya maduro, y se deshizo en alabanzas hacia él. En un mensaje privado le dijo que estaba muy interesado en que cambiaran impresiones, en pedirle incluso consejo, dada su experiencia.

—Lo del otro día, el tratamiento que le diste en los pezones, me encantó —sigue DonJavi, añadiendo una carita sonriente—; vamos que me puso cachondísimo…

Llaman a la puerta del pequeño apartamento. Héctor se disculpa con su interlocutor: “Debe ser la de la limpieza”, explica. En efecto es Guadalupe, la nueva señora de la limpieza, que una vecina del edificio le ha recomendado.

Tabú - Relato BDSM

—Buenos días, señor —se presenta, muy educadamente. Es alta, de pelo castaño, ondulado; ojos oscuros, grandes. Tendrá unos cincuenta años. En realidad no es la primera vez que se ven: un día, al marcharse de casa de Héctor una amiga sumisa, él la despidió en el rellano con un tirón de pezones y ella respondió: “Hasta pronto, Señor”, antes de cerrar el ascensor. Guadalupe bajaba en ese momento por la escalera y sorprendió la escena. Héctor notó que le lanzaba una mirada intensa, curiosa; así que ahora espía con interés las reacciones de la mujer, pero ella se limita a esperar ante él dócilmente y con la mirada baja.

—Puede dejar el bolso aquí.

—Gracias, señor.

Lleva un vestido estampado, sin mangas, con los anchos y fuertes brazos morenos al descubierto. Tiene el cuerpo voluminoso, sobre todo la parte baja, pero sin resultar obesa. Héctor le ofrece una cantidad económica por su trabajo, le marca el horario; ella dice a todo que sí. La observa de arriba abajo, mirándola con libertad, en silencio, atento a cualquier signo de incomodidad por parte de la mujer.

—No puede limpiar usted vestida así —le dice finalmente.

—No he traído bata…

—No se preocupe, ya le doy yo una.

—¿Dónde me puedo cambiar? —pregunta mirando a su alrededor.

El apartamento es minúsculo, diáfano, con cocina americana y un pequeño balcón. Aun así, lo lógico sería que se cambiara en el cuarto de baño.

—Cámbiese aquí mismo —le dice por el contrario, señalando con un ademán la zona entre el sillón en el que se ha sentado, el sofá y la televisión, ahora apagada. Nuevamente, observa la reacción de ella, buscando signos de disgusto o de rechazo. Quiere saber cuánta imposición, por humillante que sea, está dispuesta a recibir la buena señora, que lo mira los labios entreabiertos y ojos mansos pero observadores, como queriendo medir el nivel de autoridad que él posee.

Hay un pulso de miradas que dura unos segundos; luego Guadalupe se ha quitado el vestido y lo ha dejado pulcramente doblado sobre el brazo del sofá. Está ahora de pie, en bragas y sujetador delante de Héctor, que enciende un cigarrillo y sonríe algo sorprendido pero encantado con la actitud de la mujer. Ella ha puesto las manos agarradas con fuerza delante del pubis, como si quisiera cubrirse… Tiene la mirada baja y las mejillas encendidas.

Héctor encuentra la situación excitante, y la prolonga durante largos segundos de contemplación. Observa los pechos de la mujer, que no son descomunales, pero sí grandes y pesados, bien formados. Un sujetador de color carne, sin adornos —un poco de andar por casa, piensa Héctor—, dibuja entre las tetas, que suben y bajan con fuerza por la respiración azorada, un canalillo largo y profundo. Exhalando el humo hacia el techo, el hombre aprecia la piel llena y muy blanca de las mamas, en contraste con la parte alta del pecho, que el sol ha bronceado y teñido de minúsculas manchas. Luego desliza la mirada por las caderas y muslos de la limpiadora, ampulosos, abundantes de carnes, casi excesivos; y con las pequeñas deformidades de la celulitis que cabría esperar. Bajo el ombligo tiene Guadalupe una corta cicatriz vertical, acaso de una operación. Y su tripa solo un poco abultada, temblorosa por la tensión de mantenerla metida, desborda ligeramente el elástico de unas bragas también color carne, poco atractivas, que marcan sin embargo el abultamiento, ancho y mullido de su pubis.

A pesar de la exuberancia grande de sus carnes, las formas de la mujer, piensa Héctor, están bien dibujadas, y resultan atrayentes, con su cintura estrecha en proporción, su cuello alto y hombros torneados.

Tabú - Relato BDSM

Se levanta Héctor y al fin le tiende la bata, que ella recoge con las dos manos.

—Gracias, señor —dice con voz algo ronca pero sin vacilar. Sigue sonrojada pero Héctor nota con gusto que no rehúye su mirada, sino que la sostiene de forma natural, pese a su desnudez, antes de bajarla luego y quedarse a la espera. La personalidad de la mujer lo ha excitado y piensa en las posibilidades de un juego espontáneo y no pautado…

Guadalupe se ha puesto la bata. Es azul celeste, con cuello en pico, sin mangas ni solapas; y mucho más corta de lo que necesitaría una mujer de su planta, de manera que apenas le llega a medio muslo. Héctor espera a que se la abotone, con sus dedos morenos, largos y fuertes; y luego le explica las partes de la casa que tiene que limpiar. Señala cada zona, cada rincón, con una larga regla escolar de madera que lleva en la mano como por casualidad.

—Sí, señor —responde ella a las indicaciones, con la mirada fija en la gruesa regla, sin poder apartar, para regocijo de Héctor, sus ojos de ella.

 


Share on Social Media
x facebooktelegram

Contenido relacionado

  • Tabú 01. Tarde de Limpieza (2)
  • Tabú 01. Tarde de Limpieza (3)
  • Tabú 02. Chocolate, café y postre (1)
  • Tabú 02. Chocolate, café y postre (2)
  • Tabú 02. Chocolate, café y postre (3)
  • Tabú 03. Humillación para todos (1)
  • Tabú 03. Humillación para todos (2)
  • Tabú 03. Humillación para todos (3)
Tags: Tabú

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Posts sobre BDSM

  • El castigo BDSM, ¿puede ser placentero? ¿Es educativo?
    El castigo BDSM, ¿puede ser placentero? ¿Es educativo?
  • Guía BDSM para iniciarse en la dominación / sumisión
    Guía BDSM para iniciarse en la dominación / sumisión
  • ‘The Duke of Burgundy’: un ejemplo de lo que no es sumisión
    ‘The Duke of Burgundy’: un ejemplo de lo que no es sumisión
  • Administrar con arte las sensaciones físicas de la sumisa
    Administrar con arte las sensaciones físicas de la sumisa
  • Las dos formas de ser sumisa
  • Sumisión: ¿sacrificio o búsqueda del placer?
    Sumisión: ¿sacrificio o búsqueda del placer?
  • El amor en la ‘Historia de O’
    El amor en la ‘Historia de O’
  • Las prácticas bedesemeras y el tipo de dominación que me excita
  • BDSM – Muy personal 2: Interacciones
    BDSM – Muy personal 2: Interacciones
  • BDSM – Muy personal 1: Las sesiones
    BDSM – Muy personal 1: Las sesiones

Buscar

Etiquetas

adiestramiento (3) amor BDSM (3) BDSM consenlimitado (2) BDSM en Madrid (1) carácter sumiso (2) castigo BDSM (1) celos en el BDSM (2) consenso (2) Consentido (2) consentimiento (4) CuadernosBDSM (2) dolor (3) Domada por mi sobrino (5) dominación/sumisión (10) entrega (3) Erotización del poder (1) esclavitud moderna (1) eventos BDSM (6) exclusividad (2) Historia de FlechazosBdsm (3) humillación (4) iniciarse al BDSM (2) juego o realidad (1) juegos BDSM (5) juegos boca (1) La sumisa insumisa (2) libros BDSM (6) límites (1) Modelo del BDSM (1) música (1) Old Guard (2) perversiones (6) Publicación BDSM (2) relaciones D/s (7) reseñas (6) Sadomaso (3) Second Life (4) Sejmet (2) sentimiento BDSM (3) sesiones BDSM (4) Tabú (9) trayectoria personal (15) vergüenza (2) video (1) Vieja Guardia (2)

archivo

BDSM adulto y consentido

Entendemos el BDSM como esclusivamente realizado por mayores de edad, adultos conscientes; respetando los límites acordados y con el consentimiento explícito de las partes: el BDSM consenlimitado. Leer mas aquí.

Privacidad y cookies

EL REY DE LA CASA es respetuoso con la privacidad de sus lectores y visitantes, y cumple con la Política de Cookies vigente en la Unión Europea. Más detalle sobre los temas de privacidad y cookies, aquí.

Licencia creative commons


Licencia Creative Commons:
Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual

Licencia de Creative Commons
Temas y opiniones BDSM - Historia del BDSM - Relatos BDSM - El rey de la casa - Blog de MisterEddy
Verificación de edad y cookies
Contenido exclusivamente para adultos. Es imprescindible confirmar que tiene la mayoría de edad legal para acceder a este sitio web y sus contenidos, en caso contrario abandone inmediatamente la página.

Cookies Para ofrecer las mejores experiencias, utilizamos tecnologías como las cookies para almacenar y/o acceder a la información del dispositivo. El consentimiento de estas tecnologías nos permitirá procesar datos como el comportamiento de navegación o las identificaciones únicas en este sitio.
Funcional Siempre activo
El almacenamiento o acceso técnico es estrictamente necesario para el propósito legítimo de permitir el uso de un servicio específico explícitamente solicitado por el abonado o usuario, o con el único propósito de llevar a cabo la transmisión de una comunicación a través de una red de comunicaciones electrónicas.
Preferencias
El almacenamiento o acceso técnico es necesario para la finalidad legítima de almacenar preferencias no solicitadas por el abonado o usuario.
Estadísticas
El almacenamiento o acceso técnico que es utilizado exclusivamente con fines estadísticos. El almacenamiento o acceso técnico que se utiliza exclusivamente con fines estadísticos anónimos. Sin un requerimiento, el cumplimiento voluntario por parte de tu proveedor de servicios de Internet, o los registros adicionales de un tercero, la información almacenada o recuperada sólo para este propósito no se puede utilizar para identificarte.
Marketing
El almacenamiento o acceso técnico es necesario para crear perfiles de usuario para enviar publicidad, o para rastrear al usuario en una web o en varias web con fines de marketing similares.
Administrar opciones Gestionar los servicios Gestionar {vendor_count} proveedores Leer más sobre estos propósitos
Ver preferencias
{title} {title} {title}